Progressistas

21-01-2012
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Excertos de Progresismo. Concepto y objeto. no TodosGronchos, leitura integral recomendada:

El progresismo es la ideología adecuada para el débil de ideas, para el cansado, para el que ansía ser esclavo, para el cómodo y el culpógeno. El progresista es básicamente un cobarde cultural. Si fuera un poco más decidido sería comunista, socialista o partidario de su hermana boba, la socialdemocracia. No acepta todo el vitalismo creador/destructor del totalitarismo al que termina sirviendo.

Su debilidad se manifiesta ya en su modo de expresarse y escribir: Relativista hasta el extremo, dubitativo, buscando siempre el consenso, transmisor fiel de lo políticamente correcto. Nunca expresando lo que siente, sino lo que “está bien sentir”.

La realidad, la naturaleza, no la cambian los intelectuales sino los hombres y mujeres de acción. Ése es su mayor resentimiento. Y la justificación del fracaso económico personal y la laxitud que experimenta permitiendo que lo conduzcan políticamente gente de acción y poco basamento intelectual.

Porque bajo esa rebeldía hay un ser temeroso, obediente, sumiso. Sumiso a su amo y al patrón ideológico de turno. Y como está enfrentado con el concepto de autoridad, aun sintiéndose parte de, por ejemplo, el kirchnerismo, sabe que “le falta un poco”.

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Excertos de Progresismo. Concepto y objeto. no TodosGronchos, leitura integral recomendada:

El progresismo es la ideología adecuada para el débil de ideas, para el cansado, para el que ansía ser esclavo, para el cómodo y el culpógeno. El progresista es básicamente un cobarde cultural. Si fuera un poco más decidido sería comunista, socialista o partidario de su hermana boba, la socialdemocracia. No acepta todo el vitalismo creador/destructor del totalitarismo al que termina sirviendo.

Su debilidad se manifiesta ya en su modo de expresarse y escribir: Relativista hasta el extremo, dubitativo, buscando siempre el consenso, transmisor fiel de lo políticamente correcto. Nunca expresando lo que siente, sino lo que “está bien sentir”.

La realidad, la naturaleza, no la cambian los intelectuales sino los hombres y mujeres de acción. Ése es su mayor resentimiento. Y la justificación del fracaso económico personal y la laxitud que experimenta permitiendo que lo conduzcan políticamente gente de acción y poco basamento intelectual.

Porque bajo esa rebeldía hay un ser temeroso, obediente, sumiso. Sumiso a su amo y al patrón ideológico de turno. Y como está enfrentado con el concepto de autoridad, aun sintiéndose parte de, por ejemplo, el kirchnerismo, sabe que “le falta un poco”.

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