Stefanie LEste hombre no tiene nada qué hacersabe decir pocas palabraslleva en sus ojos colinasy siestas en la hierba.Va hacia algún lugarcon un paquete bajo el brazoen busca de alguien que le diga"Entre Usted"después de haber bebido el polvoy el pito largo de los trenesdespués de haber mirado en los periódicosla lista de empleos.No desea más que dónde descansaruno por uno sus poros.Hay tanta soledad a bordo de un hombrecuando palpa sus bolsilloso cuenta los pollos asados en los escaparateso en la calle los caballitosque fabrica la lluvia feliz.Y dentro, en la tibiezalas bocas sonríen a la medianochealgunos se besan y atesoran deseosotros mastican chiclesy juegan con sus llavescrecen los bosques de ídolosy el cazador cobra su mejor pieza.Mario Rivero
Stefanie LEste hombre no tiene nada qué hacersabe decir pocas palabraslleva en sus ojos colinasy siestas en la hierba.Va hacia algún lugarcon un paquete bajo el brazoen busca de alguien que le diga"Entre Usted"después de haber bebido el polvoy el pito largo de los trenesdespués de haber mirado en los periódicosla lista de empleos.No desea más que dónde descansaruno por uno sus poros.Hay tanta soledad a bordo de un hombrecuando palpa sus bolsilloso cuenta los pollos asados en los escaparateso en la calle los caballitosque fabrica la lluvia feliz.Y dentro, en la tibiezalas bocas sonríen a la medianochealgunos se besan y atesoran deseosotros mastican chiclesy juegan con sus llavescrecen los bosques de ídolosy el cazador cobra su mejor pieza.Mario Rivero