Pura Coincidência

24-06-2020
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Dejo correr la sangre de las manos.Acostado en la cama la examino.Las sábanas la sorben dulcementecon la quieta avidez de su blancura.Brota incesantemente. A borbotones.Tibia y curiosa asoma a mis muñecasy escapa presurosa de mis manos.Son manos de vencido. Ellas debíancoger la gloria, amor, coger dinero.Un día las creí capaces de ello.Pero nada aprehendieron. No eran hábiles.O el empeño excedió su exigua fuerza.Pobres manos humildes y vacías.Tiemblan un poco. Tiemblan asustadas.Asustadas y débiles parecenpedir excusas porque son mediocres.Les sonrío a mis manos. Las levantoy las uno. Las siento desvalidas.Y atisbo como repta sigilosoese zumo tan rojo de la vida.José María Fonollosa, Destrucción de la mañana.


Dejo correr la sangre de las manos.Acostado en la cama la examino.Las sábanas la sorben dulcementecon la quieta avidez de su blancura.Brota incesantemente. A borbotones.Tibia y curiosa asoma a mis muñecasy escapa presurosa de mis manos.Son manos de vencido. Ellas debíancoger la gloria, amor, coger dinero.Un día las creí capaces de ello.Pero nada aprehendieron. No eran hábiles.O el empeño excedió su exigua fuerza.Pobres manos humildes y vacías.Tiemblan un poco. Tiemblan asustadas.Asustadas y débiles parecenpedir excusas porque son mediocres.Les sonrío a mis manos. Las levantoy las uno. Las siento desvalidas.Y atisbo como repta sigilosoese zumo tan rojo de la vida.José María Fonollosa, Destrucción de la mañana.

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